viernes, 19 de marzo de 2010
PROYECTO DOMUS
UNA LLAVE PARA LA VIDA INDEPENDIENTE
Raúl, un jóven de 32 años con Síndrome de Down, acaba de conseguir lo que todo chico de su edad desea: poder irse de casa. Tras años de esfuerzo y trabajo, ´Raúl ha logrado empezar una nueva etapa de su vida. Desde septiembre de este año comparte piso con Patricia y Lorena, dos chicas de 27 años en su misma situación.
Esta historia podría reflejar la realidad de muchos jóvenes españoles que deciden abandonar el hogar familiar. Sin embargo, la decisión de independizarse en estos chicos cobra mayor significado ya que se trata de chicos con discapacidad intelectual. Todos ellos han conquistado su sueño de ser independientes gracias a los apoyos que se les proporciona desde el proyecto Domus.
Tras observar las principales necesidades y peticiones de las personas adultas con discapacidad, la Fundación Síndrome de Down de Madrid decidió crear el programa vida cotidiana con el fin de tener una vida autónoma con los apoyos necesarios.
Son muchas las razones por las que estos chicos deciden participar en el proyecto. La mayoría de ellos, entran porque se encuentran en una etapa de su vida en la que ya no quieren seguir viviendo en casa; necesitan independizarse y empezar a formar su propia familia. Otros lo hacen porque saben que algún día sus padres no estarán ahí y tendrán que desenvolverse solos.
Tras años de vida y algunos cambios en su estructura, el proyecto Domus se ha presentado en tres fases.
La primera es la fase de formación y tiene como objetivo principal que en un futuro los participantes puedan vivir de manera independiente. Para ello, empiezan con una clase una vez a la semana donde les enseñan habilidades de autonomía en el hogar.
Durante un periodo de tres meses compaginan estas clases con una estancia de un fin de semana al mes en un piso, donde ponen en práctica todo lo que han aprendido.
La segunda fase es la de convivencia en la vivienda. En ella, los participantes combinan el aprendizaje con periodos más largos de vida en común. Pasan a vivir una semana sí y otra no en el piso, lo que les permite ir adaptándose poco a poco. Es en este momento cuando deciden por ellos mismos si quieren dar el paso hacia la vida independiente de forma contínua.
Por último, la tercera y última fase del proyecto, es cuando los participantes se van a vivir de forma definitiva al piso de la Fundación.
Fuente: El Mundo, 02/02/2010
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