Más de 3.000 menores de la Comunidad de Madrid, de entre cero y seis años, reciben atención temprana para reducir sus problemas de discapacidad, según explicó hoy la viceconsejera de Familia y Asuntos Sociales, Regina Plañiol, en la inauguración de la III Reunión Interdisciplinar sobre Discapacidades, Trastornos del Desarrollo y Atención Temprana.
Durante su intervención, Plañiol destacó la evolución que los programas de atención temprana han experimentado en los últimos años, pasando de la financiación subvencionada a la financiación concertada y en función de una triple perspectiva de trabajo basada en "la prevención, la rehabiliación y la integración".
En 2009, la Comunidad de Madrid contó con 2.323 plazas en más de 30 centros especializados, que permitieron atender en lo que va de año a un total de 3.015 menores, con una inversión cercana a los 9 millones de euros.
Según afirmó la viceconsejera, los programas de atención temprana se basan en cuatro factores o requisitos básicos: la amplia disponibilidad de recursos, la accesibilidad, la proximidad en la atención y el perfil multidisciplinar de los trabajadores sociales.
El tratamiento a los menores va más allá del ámbito sanitario, y los programas de atención temprana incluyen también servicios sociales, educacionales y de apoyo a las familias.
En este sentido, los programas de Descanso Familiar tienen el objetivo de apoyar a los padres de los menores, ofreciéndoles períodos de "respiro" y favoreciendo la conciliación familiar. Además, proporcionan a los niños experiencias ajenas al entorno familiar habitual, acordes a sus necesidades y procurando su integración social.
Plañiol recordó que La Comunidad de Madrid sigue trabajando para ligar los tratamientos de atención temprana con la Ley de Dependencia, para avanzar en su implantación.
Según la viceconsejera, uno de los avances se produjo con la inclusión de niños menores de tres años en los procesos de valoración y de atención a la dependencia. Esta valoración se realiza cuando el niño tiene 6, 12, 18, 24 y 30 meses, aplicando una Escala de Valoración Específica realizada por médicos. A partir de los tres años, las revisiones se suceden de forma periódica y adaptada a otros tipos de baremos establecidos por profesionales.
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